Paisaje actual de Potenza (sp.depositphotos.com/ 19945505/stock-photo-marches-italy-landscape.html) |
Dos libros sobre
bandolerismo en Italia tienen un interés especial porque las fuentes son
directas, procediendo los testimonios de los protagonistas: uno es Il Brigantaggio Político del Mezzogiorno,
y el otro Brigand Life in Italy, de
A. Lucarelli y P. Maffei respectivamente.
En la primera obra se
habla del bandolero Vardarelli, que empleaba su tiempo en extorsionar a los
ricos para ayudar a los pobres. Actuaba en las regiones de Apulia y Potenza, en
el sur de Italia, en torno al año 1817.
En una ocasión Caetano
Vardarelli ordenó se entregase cierta cantidad de pan a los trabajadores de una
finca, pero como fuese imposible llevar su orden a cabo, pues no había tanto
pan en la despensa para cien trabajadores, Vardarelli dijo al encargado que tenía
que cumplir la orden “cuanto antes”, y le anunció que si a su regreso había
un solo trabajador que no hubiese recibido su pan, mataría al encargado “del
mismo modo que tenía muertos ya a dos de ellos en otras fincas”.
Otro es el episodio en
el que Vardarelli se dirige al acalde de Atella (Potenza), ordenándole que
convocase a todos los terratenientes del término y les hiciese saber que “tienen
que dejar a los pobres recoger las bellotas en sus tierras”, porque de lo
contrario “se acordarán de mí sus posaderas, y lo que digo dicho está”.
Como comandante de la
tropa montada “Fulminante”, se dirige al alcalde de Foggia (Apulia) en los
siguientes términos: “tendrá la bondad de ordenar a todos los terratenientes en
mi nombre que deberán dejar de alimentar su ganado con las bellotas de sus
tierras para que los pobres puedan recogerlas, y que si hacen oídos de
mercader a mis mandatos, quemaré cuanto posean”. A continuación dice al alcalde
que haga cuanto le dice “y podrá contar con mi saludo”, pero que si oye quejas
responderá el alcalde ante él.
En otro contexto
histórico, cuando ya Italia había conseguido su unidad territorial y política,
en la obra “Brigand Life in Italy”, se recoge el siguiente interrogatorio de un
juez a un “bandolero borbónico”.
El juez le preguntó por qué no se entregaron él y sus compañeros (demostraban tener convicciones
religiosas), y advirtió al “bandolero borbónico” que su vida estaba en
peligro permanente, y que el pueblo de Sturno (Campania) estaba atemorizado por
el número de bandoleros de la comarca, no obstante haberse deshecho de dos y haber
levantado la bandera de Víctor Manuel en nombre de la unidad italiana. El bandolero contestó
que él y los suyos estaban luchando por la fe. Le pregunta el juez qué entiende
por fe, a lo que el bandolero contesta que la de “nuestra religión”.
El juez le recuerda que
la religión católica condena los robos, los incendios, los asesinatos y las
crueldades, a lo que el bandolero contesta que “teníamos la bendición del Papa”,
pero que el papel que lo acreditaba lo había perdido. Se interesa entonces el
juez por dicho papel y su contenido: ¿Qué decía ese papel? “Decía que el que
lucha por la sagrada causa del Papa y de Francisco II[i] no
peca”, contestó el bandolero.
A nuevas preguntas del
juez el bandolero contesta que “los verdaderos bandoleros son los piamonteses [en
Piamonte se inició la unificación italiana], que han robado su reino a
Francisco II”, añadiendo que el documento perdido “era un mandato en nombre de
Francisco II” y que su sello contenía la efigie de dicho rey.
Como el juez dijese al
bandolero que le costaba creer que un rey se rebajase a ordenar homicidios,
extorsiones e incendios, además de que era inútil “esperar que recobraría su
corona”, lo dicho por el bandolero –dice el juez- tenía que ser falso. Aquel
contestó que “estando aquí los bersaglieri[ii] y sabiendo yo como lo sé que he de morir y voy a ser fusilado, repito que
tuve ese papel”.
El juez le reprochó que
llevase en el pecho una medalla con la efigie de Francisco II, pero lo más
sorprendente –le dijo- es que pretendiese fuese cómplice de sus crímenes “la
Santísima Virgen”, pues llevaba también un escapulario de la Madonna del Carmine. El bandolero
contestó que él y sus compañeros tenían a la Virgen por protectora, y al hacérsele
saber que se aproximaba la hora de su ejecución, contestó: “Confirmaré cuanto
llevo dicho al confesor que, espero, se me concederá”.
En ambos casos cabe pensar si los motivos aducidos por los bandoleros eran una mera excusa para delinquir, o bien lo hacían convencidos de que su causa era justa. El bandolero que robaba para ayudar a los pobres parece querer subvertir el orden; como dicho orden era injusto, se explica bien su forma de vida. En el segundo caso se trata de un bandolero influido por ideas conservadoras y que está contra las novedades del régimen liberal.
[i] Último
emperador del Sacro Imperio Romano Gernánico.
[ii] Cuerpo
de infantería del ejército italiano.
(*) Ver aquí mismo "Pájaro en medio del bosque..."
(*) Ver aquí mismo "Pájaro en medio del bosque..."
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