viernes, 6 de diciembre de 2019

Bandoleros italianos

Paisaje actual de Potenza (sp.depositphotos.com/
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)

Dos libros sobre bandolerismo en Italia tienen un interés especial porque las fuentes son directas, procediendo los testimonios de los protagonistas: uno es Il Brigantaggio Político del Mezzogiorno, y el otro Brigand Life in Italy, de A. Lucarelli y P. Maffei respectivamente.

En la primera obra se habla del bandolero Vardarelli, que empleaba su tiempo en extorsionar a los ricos para ayudar a los pobres. Actuaba en las regiones de Apulia y Potenza, en el sur de Italia, en torno al año 1817.

En una ocasión Caetano Vardarelli ordenó se entregase cierta cantidad de pan a los trabajadores de una finca, pero como fuese imposible llevar su orden a cabo, pues no había tanto pan en la despensa para cien trabajadores, Vardarelli dijo al encargado que tenía que cumplir la orden “cuanto antes”, y le anunció que si a su regreso había un solo trabajador que no hubiese recibido su pan, mataría al encargado “del mismo modo que tenía muertos ya a dos de ellos en otras fincas”.

Otro es el episodio en el que Vardarelli se dirige al acalde de Atella (Potenza), ordenándole que convocase a todos los terratenientes del término y les hiciese saber que “tienen que dejar a los pobres recoger las bellotas en sus tierras”, porque de lo contrario “se acordarán de mí sus posaderas, y lo que digo dicho está”.

Como comandante de la tropa montada “Fulminante”, se dirige al alcalde de Foggia (Apulia) en los siguientes términos: “tendrá la bondad de ordenar a todos los terratenientes en mi nombre que deberán dejar de alimentar su ganado con las bellotas de sus tierras para que los pobres puedan recogerlas, y que si hacen oídos de mercader a mis mandatos, quemaré cuanto posean”. A continuación dice al alcalde que haga cuanto le dice “y podrá contar con mi saludo”, pero que si oye quejas responderá el alcalde ante él.

En otro contexto histórico, cuando ya Italia había conseguido su unidad territorial y política, en la obra “Brigand Life in Italy”, se recoge el siguiente interrogatorio de un juez a un “bandolero borbónico”.

El juez le preguntó por qué no se entregaron él y sus compañeros (demostraban tener convicciones religiosas), y advirtió al “bandolero borbónico” que su vida estaba en peligro permanente, y que el pueblo de Sturno (Campania) estaba atemorizado por el número de bandoleros de la comarca, no obstante haberse deshecho de dos y haber levantado la bandera de Víctor Manuel en nombre de  la unidad italiana. El bandolero contestó que él y los suyos estaban luchando por la fe. Le pregunta el juez qué entiende por fe, a lo que el bandolero contesta que la de “nuestra religión”.

El juez le recuerda que la religión católica condena los robos, los incendios, los asesinatos y las crueldades, a lo que el bandolero contesta que “teníamos la bendición del Papa”, pero que el papel que lo acreditaba lo había perdido. Se interesa entonces el juez por dicho papel y su contenido: ¿Qué decía ese papel? “Decía que el que lucha por la sagrada causa del Papa y de Francisco II[i] no peca”, contestó el bandolero.

A nuevas preguntas del juez el bandolero contesta que “los verdaderos bandoleros son los piamonteses [en Piamonte se inició la unificación italiana], que han robado su reino a Francisco II”, añadiendo que el documento perdido “era un mandato en nombre de Francisco II” y que su sello contenía la efigie de dicho rey.

Como el juez dijese al bandolero que le costaba creer que un rey se rebajase a ordenar homicidios, extorsiones e incendios, además de que era inútil “esperar que recobraría su corona”, lo dicho por el bandolero –dice el juez- tenía que ser falso. Aquel contestó que “estando aquí los bersaglieri[ii] y sabiendo yo como lo sé que he de morir y voy a ser fusilado, repito que tuve ese papel”.

El juez le reprochó que llevase en el pecho una medalla con la efigie de Francisco II, pero lo más sorprendente –le dijo- es que pretendiese fuese cómplice de sus crímenes “la Santísima Virgen”, pues llevaba también un escapulario de la Madonna del Carmine. El bandolero contestó que él y sus compañeros tenían a la Virgen por protectora, y al hacérsele saber que se aproximaba la hora de su ejecución, contestó: “Confirmaré cuanto llevo dicho al confesor que, espero, se me concederá”.

En ambos casos cabe pensar si los motivos aducidos por los bandoleros eran una mera excusa para delinquir, o bien lo hacían convencidos de que su causa era justa. El bandolero que robaba para ayudar a los pobres parece querer subvertir el orden; como dicho orden era injusto, se explica bien su forma de vida. En el segundo caso se trata de un bandolero influido por ideas conservadoras y que está contra las novedades del régimen liberal.



[i] Último emperador del Sacro Imperio Romano Gernánico.
[ii] Cuerpo de infantería del ejército italiano.
(*) Ver aquí mismo "Pájaro en medio del bosque..."

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