elpasodelhombre.com/agoras-de-atenas/ |
Aunque suele
considerarse que a mediados del siglo II a. de C., con la caída de Corinto,
Grecia ya es una provincia romana, lo cierto es que todavía quedaban a Roma por conquistar las
islas del Egeo, y en el año 88 a. de C. sofocar un levantamiento
de algunas ciudades griegas, Atenas entre ellas, en el marco de la primera
guerra contra el rey Mitrídates del Ponto (sexto de este nombre), que gobernaba
en un territorio desde Cólquida hasta Paflagonia, al este y sur del mar Negro
respectivamente.
En el citado año 88
quizá estaba Atenas gobernada por el tirano Atenión, cuya historicidad se ha
puesto en duda. Luis Ballesteros Pastor, en un trabajo sobre este personaje[i],
aporta argumentos a favor de la existencia real del primero de los tiranos
filopónticos de Atenas. Las fuentes son Posidonio[ii],
Apiano[iii],
Tácito[iv] y
Plutarco[v],
debiéndose a este una “Vida de Sila”, que fue el general romano que dirigió las
operaciones en la primera guerra contra Mitrídates.
El hecho de que Atenas
se sumase a la causa de Mitrídates –dice Ballesteros Pastor- dio una especial
trascendencia a esta primera guerra, debido a la fama que la ciudad tenía desde
hacía siglos. Ello implicó la aceptación de Mitrídates como monarca filoheleno
por numerosas póleis, tanto en Asia
como en Europa, y también la resistencia de los atenienses contra la embestida
de las tropas de Sila.
Atenión, por su parte,
habría sido el responsable de la adhesión de Atenas a la causa de Mitrídates,
siendo Apiano el que suministra el único texto contemporáneo de los hechos que
se nos ha conservado. Atenas llevaba unas décadas con dificultades económicas e
irregularidades institucionales, dándose una serie de tensiones internas entre
los dirigentes que desembocaron en la tiranía de Atenión en el año 88 a. de C.
Posidonio habla de los
bajos orígenes de Atenión, a diferencia de otros tiranos que eran de noble
estirpe, acusación que sufrieron otros príncipes en la época para privarles de
cualquier derecho dinástico. Hijo de la esclava egipcia de un ateniense,
Atenión fue ilegalmente inscrito como ciudadano, pero antes había sido educado
en la filosofía peripatética y conseguido una fortuna como maestro de retórica
y casándose provechosamente. Enviado como embajador ante Mitrídates por los
atenienses, se vio obligado por una tormenta a atracar en Caristo (sur de Eubea),
siendo auxiliado por Atenas y traído a la ciudad triunfalmente. Entonces
aparece rodeado de lujos con los regalos recibidos de Mitrídates y pronunció un discurso en el que exaltó el poder de dicho rey, denunciando la
situación de Atenas, fue elegido estratego de los hoplitas, paso
previo para erigirse en tirano y reprimir a sus oponentes, mientras la
población padecía una grave carestía de alimentos que aumentó el descontento. Quizá por ello, Atenión envió una
expedición para recuperar el dominio de Atenas sobre Delos, en manos de otro
peripatético (Apelicón de Teos), pero el ateniense fue derrotado por los
romanos e itálicos residentes en la isla.
El autor al que sigo considera que la
versión de Posidonio presenta algunas dudas, porque este es un griego que
simpatiza con Roma, es hombre cultísimo que no considera a un tirano de
orígenes modestos, además de que el texto de Posidonio nos ha llegado a través
de un autor muy posterior, que vivió entre los siglos II y III de nuestra era,
Ateneo de Naucratis. Así se pinta a Atenión como venal y corrupto, además de no
considerarle filósofo sofista; para Posidonio el carácter cruel y falso de
Atenión provenía de su naturaleza de esclavo, y aún más de sangre egipcia
(Egipto se tenía en esa época como un país decadente y corrupto), siendo su
apoyo fundamental la masa que “irracionalmente”, apoya al líder. Además, el
tirano aparece como un ser corrompido por el lujo oriental[vi].
Posidonio y
Ateneo comparten el ser antiatenienses; el primero se había nacionalizado rodio
y Rodas planteó la más dura resistencia a Mitrídates durante la primera guerra
contra Roma, convirtiéndose la isla en refugio de romanos e itálicos huidos del
avance póntico en Asia. El relato de Posidonio tendió a exaltar la traición de
Atenas y a ridiculizar el glorioso pasado que reivindicaban los atenienses, pero
este sentimiento contra Atenas continuaba en tiempos de Tito Livio, el cual se
refiere a la ciudad no como tal, sino como parte de una provincia romana.
Floro, en el siglo II de nuestra era, tildó a los atenienses de “ingratísimos”.
Posidonio y Ateneo
también despreciaron a Mitrídates, a quien consideraban un bárbaro, pues tenía
sangre persa, la gran enemiga de la Grecia clásica. El segundo autor, por su
parte, se refiere a la deportación de los quiotas, a los que el rey póntico
envió a la Cólquide (territorio suyo), además de relatar un grotesco concurso
de comer y beber, en el que Mitrídates venció a otro[vii].
El personaje imaginario de Sosípatro sería el equivalente a Atenión, un déspota que mueve
a los pueblos a su antojo.
También Posidonio habla
de la deportación, por parte de Mitrídates, de quiotas al mar Negro,
probablemente la misma deportación que tuvo por destino la Cólquide. Llamar
capadocio al rey póntico también es un menosprecio, pues los capadocios eran
tenidos por gente ruda y primitiva, no obstante tenerle como un gran rey oriental, igual que los seleúcidas, escoltados por “doríforos” o portadores de lanzas, lo que
copiaron los tiranos griegos.
Solo queda hablar de si
Atenión fue un personaje histórico o el mismo que las fuentes citan como
Aristión, aunque la historiografía se incline hoy por la primera hipótesis. El
segundo fue también tirano ateniense partidario de Midrídates, cuyo nombre
habría cambiado Posidonio, pues un Atenión fue rey de los esclavos de Sicilia
que se sublevaron a finales del siglo II a. de C., por lo que al autor sirio lo
utilizaría como insulto[viii]
para referirse a Aristión. Este se encuentra bien documentado (en textos y en
monedas)[ix] pero se presenta el problema de que Atenión era peripatético, mientras que Aristión
era estoico; Atenión llegó al poder aclamado por los atenienses, mientras que
Aristión se convirtió en tirano gracias a la ayuda militar de Mitrídates;
Atenión trató de contemporizar con Roma, mientras que Aristión se mostró
abiertamente antirromano. Estrabón, por su parte, habla en plural de tiranos de
Atenas durante la primera guerra contra Mitrídates, pero lo cierto es que
Posidonio habla de hechos contemporáneos y Atenión fue tirano durante un breve
período de tiempo en el año 88, mientras que Aristión ejerció la tiranía hasta que Atenas
fue conquistada por Sila en el año 86.
El argumento que se
suele considerar determinante –dice Ballesteros Pastor- es que los magistrados
del 88 fueron perdonados por Sila, mientras que este mandó ejecutar a los
responsables públicos durante el mandato de Aristión, por lo que Sila habría distinguido entre la personalidad de los dos tiranos.
Pero hay otras
consideraciones a tener en cuenta: vencer a un esclavo no revestía gloria para
los romanos, por lo que el vencedor de estos no solía celebrar el triunfo, sino
solamente una ovatio, y diversos
autores clásicos se esforzaron por diferenciar al guerrero enemigo del bandolero
o el esclavo. Por lo tanto, si consideramos que la toma de Atenas fue una de
las más alabadas hazañas de Sila, el haber vencido a Atenión le habría restado
gloria. Pero si Aristión tuvo ayuda militar de Mitrídates, la victoria romana
no sería ya sobre un tirano esclavo, sino sobre un estado oriental cuyo rey
tenía sangre persa.
[i]
“Atenión, tirano de Atenas”.
[ii] Fue
contemporáneo de las guerras mitridáticas.
[iii]
Vivió entre finales del s. I y el año 165 de nuestra era.
[iv] Vivió
entre mediados del s. I y el año 120 de nuestra era.
[v] Idem
nota anterior.
[vi] Se
tenía el recuerdo de la riqueza del mobiliario persa como proverbial.
[vii] “El
banquete de los eruditos” relata una cena de sofistas donde había juristas,
gramáticos, músicos, etc., llevando el peso de la discusión Ulpiano de Tiro, un
jurista romano.
[viii]
También algún otro fue apodado Atenión.
[ix] El nombre
de Aristión aparece junto al de Mitrídates en los tetradracmas atenienses del
87-86 a. de C.
No hay comentarios:
Publicar un comentario