lunes, 30 de diciembre de 2019

Una editorial y una revista


Unamuno dijo que la editorial “La España Moderna” fue “el monumento más sólido de la cultura española”, habiendo sido colaboradores de aquella, Clarín, Zorrilla, el citado Unamuno, Adolfo de Castro[i], Pérez Galdós, Concepción Arenal, Juan Valera, el doctor Thebussen[ii], Pardo Bazán y Menéndez Pelayo[iii]. Más tarde también colaboraron con la editorial, Augusto Martínez Olmedilla[iv] y Rafael Altamira.

Olmedilla fue un fecundo novelista y autor teatral que colaboró en numerosas publicaciones periódicas y dijo de la revista “La España Moderna” que “circulaba poco, porque no se encaminaba al gran público; pero su índice proclama la habilidad de Lázaro [Galdiano] en cuanto a la selección de firmas y variedad de contenido”.

Miguel de Unamuno, que gozó de su confianza desde que tradujo “La beneficencia” de Spencer[v], dijo de Lázaro Galdiano que era “hombre de mundo, de fe, a prueba de desengaños y reveses, honrado y leal, franco y generoso”. Sus obras “En torno al casticismo” y “Del sentimiento trágico de la vida” aparecieron por primera vez en artículos publicados en “La España Moderna”.

Cuando apareció el primer número de “La España Moderna”, en 1889, la revista fundada y editada por José Lázaro Galdiano (1862-1947), Rafael Altamira (1866-1951), a pesar de su juventud, no era un total desconocido en el ámbito periodístico, pues ya había colaborado en las páginas de numerosos periódicos. Por su parte, Lázaro Galdiano se había trasladado, procedente de Barcelona, a Madrid en el año 1888, y fundó la editorial a la que dedicamos este resumen y la revista del mismo nombre, avalada esta última por Pardo Bazán, que se convierte en su gran colaboradora.

Como ha apuntado Juan A. Yeves, la revista se proyectó como una publicación “independiente, ecléctica, que persigue el rigor, la actualidad, la reflexión y la amenidad”. El contenido educativo, crítico y europeísta pretendía favorecer la modernización de España, publicándose trabajos inéditos de historia, arqueología, arte, ciencia, política, novelas, cuentos, artículos de costumbres, poesías y crítica literaria. Encontramos colaboraciones de Pereda, Palacio Valdés, Campoamor, Yxart[vi], Pi i Margall, Azcárate, Vidart[vii], Núñez de Arce[viii] y Dorado Montero[ix], además de los ya citados. En el número de febrero de 1889 (de la revista) aparece una colaboración de Altamira con el título “Bibliografía española en el extranjero [“Maximina “ y “El cuarto poder”, de A. Palacio Valdés, criticadas por William Dean Howells]”[x]. Menéndez Pelayo ejerció sobre Lázaro Galdiano una notable influencia, convirtiéndose en uno de sus consejeros al desplazar a Pardo Bazán en este papel, lo que influyó para que la revista se orientara hacia temas más hispanos. No obstante, en la correspondencia cruzada entre el santanderino y el editor, solo se encuentran dos cartas que corresponden al año 1893, año en que las colaboraciones de Menéndez Pelayo en “La España Moderna” desaparecen por completo.

En 1890 Lázaro Galdiano comenzó a editar una colección de libros bajo el rótulo de “Extranjeros ilustres” que, posteriormente, pasaría a llamarse “Personajes ilustres” al incorporar biografías de personalidades españolas, y un año más tarde apareció el primer volumen de la “Colección de libros escogidos”, serie que bajo las directrices de Pardo Bazán, acogió ciento cuarenta títulos de autores europeos desconocidos, franceses y rusos en gran medida, al lado de obras de escritores de prestigio que no habían sido traducidas hasta el presente momento. También en 1891 apareció la denominada “Biblioteca de Jurisprudencia, Filosofía e Historia”, la colección más amplia, ya que abarca más de cuatrocientas obras sobre ciencias sociales.

En 1901 Rafael Altamira se hizo cargo de una sección fija en la revista: “Lecturas Americanas”, que incluyó recensiones y notas bibliográficas acerca del movimiento editorial de libros y revistas que se estaba produciendo en Hispanoamérica. La sección tenía para Lázaro un especial interés, ya que tras la pérdida de las últimas colonias en 1898, las relaciones entre las antiguas colonias y la península se habían deteriorado, y Altamira era uno de los intelectuales que con mayor insistencia había reflexionado sobre el rumbo que debía tomar la sociedad española para lograr la regeneración nacional y el modo de restaurar una corriente de confianza, colaboración, conocimiento y respeto con los países hispanoamericanos, lo que se demuestra en la correspondencia que Altamira sostiene desde 1893 con el intelectual chileno Domingo Amusátegui Solar[xi]. En 1905 Altamira publicó su última colaboración en “La España Moderna”, muy a pesar del interés que tenía Lázaro en seguir contando con él, pero siguió insistiendo en dar a conocer novedades procedentes del extranjero.


[i] Cervantista y erudito, no obstante está considerado como un falsificador literario.
[ii] Mariano Pardo de Figueroa, natural de Medina Sidonia, fue cervantista y especialista en gastronomía.
[iii] Juan A. Yeves Andrés, prólogo a la obra de María de los Ángeles Ayala y Javier Ramos Altamira, “Rafael Altamira, José Lázaro Galdiano y La España Moderna (1889-1905)”.
[iv] Vivió la mayor parte en el siglo XX, fallenciendo en 1965; periodista especialista en teatro y escritor.
[v] Naturalista, filósofo y estudioso de otras disciplinas.
[vi] Vivió en la segunda mitad del siglo XIX, fue traductor, crítico literario y ensayista.
[vii] Antropólogo uruguayo.
[viii] Poeta y político que evolucionó desde el romanticismo hacia el realismo.
[ix] Jurista que introdujo el positivismo jurídico en España. Nacido en Navacarros, al sureste de la provincia de Salamanca, fue un pensador progresista.
[x] Mª Ángeles Ayala y Javier Ramos en la obra citada en la nota i. En dicha obra se basa el presente resumen. Hovells fue un escritor norteamericano e hispanista.  
[xi] Nacido en Santiago de Chile en 1860, murió en 1946. Ministro de su país y rector de universidad.

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