Unamuno dijo que la
editorial “La España Moderna” fue “el monumento más sólido de la cultura
española”, habiendo sido colaboradores de aquella, Clarín, Zorrilla, el citado
Unamuno, Adolfo de Castro[i],
Pérez Galdós, Concepción Arenal, Juan Valera, el doctor Thebussen[ii],
Pardo Bazán y Menéndez Pelayo[iii].
Más tarde también colaboraron con la editorial, Augusto Martínez Olmedilla[iv] y
Rafael Altamira.
Olmedilla fue un fecundo
novelista y autor teatral que colaboró en numerosas publicaciones periódicas y
dijo de la revista “La España Moderna” que “circulaba poco, porque no se
encaminaba al gran público; pero su índice proclama la habilidad de Lázaro
[Galdiano] en cuanto a la selección de firmas y variedad de contenido”.
Miguel de Unamuno, que
gozó de su confianza desde que tradujo “La beneficencia” de Spencer[v],
dijo de Lázaro Galdiano que era “hombre de mundo, de fe, a prueba de desengaños
y reveses, honrado y leal, franco y generoso”. Sus obras “En torno al
casticismo” y “Del sentimiento trágico de la vida” aparecieron por primera vez
en artículos publicados en “La España Moderna”.
Cuando apareció el
primer número de “La España Moderna”, en 1889, la revista fundada y editada
por José Lázaro Galdiano (1862-1947), Rafael Altamira (1866-1951), a pesar de
su juventud, no era un total desconocido en el ámbito
periodístico, pues ya había colaborado en las páginas de numerosos periódicos.
Por su parte, Lázaro Galdiano se había trasladado, procedente de Barcelona, a
Madrid en el año 1888, y fundó la editorial a la que dedicamos este resumen y
la revista del mismo nombre, avalada esta última por Pardo Bazán, que se
convierte en su gran colaboradora.
Como ha apuntado Juan
A. Yeves, la revista se proyectó como una publicación “independiente,
ecléctica, que persigue el rigor, la actualidad, la reflexión y la amenidad”.
El contenido educativo, crítico y europeísta pretendía favorecer la
modernización de España, publicándose trabajos inéditos de historia, arqueología,
arte, ciencia, política, novelas, cuentos, artículos de costumbres, poesías y
crítica literaria. Encontramos colaboraciones de Pereda, Palacio Valdés,
Campoamor, Yxart[vi],
Pi i Margall, Azcárate, Vidart[vii],
Núñez de Arce[viii]
y Dorado Montero[ix],
además de los ya citados. En el número de febrero de 1889 (de la revista)
aparece una colaboración de Altamira con el título “Bibliografía española en el
extranjero [“Maximina “ y “El cuarto poder”, de A. Palacio Valdés, criticadas
por William Dean Howells]”[x].
Menéndez Pelayo ejerció sobre Lázaro Galdiano una notable influencia,
convirtiéndose en uno de sus consejeros al desplazar a Pardo Bazán en este
papel, lo que influyó para que la revista se orientara hacia temas más hispanos.
No obstante, en la correspondencia cruzada entre el santanderino y el editor,
solo se encuentran dos cartas que corresponden al año 1893, año en que las
colaboraciones de Menéndez Pelayo en “La España Moderna” desaparecen por
completo.
En 1890 Lázaro Galdiano
comenzó a editar una colección de libros bajo el rótulo de “Extranjeros
ilustres” que, posteriormente, pasaría a llamarse “Personajes ilustres” al
incorporar biografías de personalidades españolas, y un año más tarde apareció
el primer volumen de la “Colección de libros escogidos”, serie que bajo las
directrices de Pardo Bazán, acogió ciento cuarenta títulos de autores europeos
desconocidos, franceses y rusos en gran medida, al lado de obras de escritores
de prestigio que no habían sido traducidas hasta el presente momento. También
en 1891 apareció la denominada “Biblioteca de Jurisprudencia, Filosofía e
Historia”, la colección más amplia, ya que abarca más de cuatrocientas obras
sobre ciencias sociales.
En 1901
Rafael Altamira se hizo cargo de una sección fija en la revista: “Lecturas
Americanas”, que incluyó recensiones y notas bibliográficas acerca del
movimiento editorial de libros y revistas que se estaba produciendo en
Hispanoamérica. La sección tenía para Lázaro un especial interés, ya que tras
la pérdida de las últimas colonias en 1898, las relaciones entre las antiguas
colonias y la península se habían deteriorado, y Altamira era uno de los
intelectuales que con mayor insistencia había reflexionado sobre el rumbo que
debía tomar la sociedad española para lograr la regeneración nacional y el modo
de restaurar una corriente de confianza, colaboración, conocimiento y respeto
con los países hispanoamericanos, lo que se demuestra en la correspondencia que
Altamira sostiene desde 1893 con el intelectual chileno Domingo Amusátegui
Solar[xi].
En 1905 Altamira publicó su última colaboración en “La España Moderna”, muy a
pesar del interés que tenía Lázaro en seguir contando con él, pero siguió
insistiendo en dar a conocer novedades procedentes del extranjero.
[i] Cervantista
y erudito, no obstante está considerado como un falsificador literario.
[ii] Mariano
Pardo de Figueroa, natural de Medina Sidonia, fue cervantista y especialista en
gastronomía.
[iii] Juan
A. Yeves Andrés, prólogo a la obra de María de los Ángeles Ayala y Javier Ramos
Altamira, “Rafael Altamira, José Lázaro Galdiano y La España Moderna (1889-1905)”.
[iv] Vivió
la mayor parte en el siglo XX, fallenciendo en 1965; periodista especialista en
teatro y escritor.
[v] Naturalista,
filósofo y estudioso de otras disciplinas.
[vi] Vivió
en la segunda mitad del siglo XIX, fue traductor, crítico literario y
ensayista.
[vii]
Antropólogo uruguayo.
[viii] Poeta
y político que evolucionó desde el romanticismo hacia el realismo.
[ix] Jurista
que introdujo el positivismo jurídico en España. Nacido en Navacarros, al
sureste de la provincia de Salamanca, fue un pensador progresista.
[x] Mª
Ángeles Ayala y Javier Ramos en la obra citada en la nota i. En dicha obra se
basa el presente resumen. Hovells fue un escritor norteamericano e hispanista.
[xi] Nacido
en Santiago de Chile en 1860, murió en 1946. Ministro de su país y rector de
universidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario