Acueducto romano de Lodosa (1) |
La victoria
hispano-inglesa en Vitoria en 1813 parece que fue determinante para que los
ejércitos franceses empezasen la retirada hacia su país, pero esta no fue
lineal, sino que estuvo formada de enfrentamientos, escaramuzas y otros
episodios bélicos. Desde Vitoria la frontera francesa quedaba al descubierto en
su extremo occidental y al mando francés le preocupó que quedasen cortadas las
comunicaciones por ese lado.
El ejército del norte
mandado por Clausel[i]
no había participado en la batalla, pero avanzaba hacia la ciudad y pretendió
unirse a las fuerzas imperiales en Salvatierra, donde se enteró de la presencia
de los soldados de Mina en las proximidades y cambió de rumbo recogiendo a la
guarnición de Logroño, tomando el camino de Pamplona, que hubo de abandonar
poco después de cruzar el Ebro por Lodosa[ii].
En todo caso el oficial francés logró alcanzar Tudela y, llevando consigo la
guarnición allí establecida, marchó con su ejército a Zaragoza.
La guarnición de
Bilbao, las fuerzas francesas que operaban en Guipúzcoa a las órdenes de Foy[iii]
y la columna de Macume[iv],
que había abandonado Vitoria antes del combate, se vieron comprometidas en
distintos momentos de su retirada. Hubo combate en Villafranca (al sur de
Navarra) entre Foy y el escocés Graham, que recibió los refuerzos de Mendizábal[v]
para atacar Tolosa, muy bien defendida. Tras varias horas de resistencia, Foy,
al tener noticia de la llegada de la artillería inglesa, se retiró sobre
Andoain y Hernani, punto este donde llegó a concentrar una fuerza de 16.000
hombres[vi],
con los que reforzó las guarniciones de San Sebastián y Pasajes y para, una vez
cruzado el Bidasoa, cubrir la frontera francesa.
Los tres ejércitos llamados
de Portugal, Centro y Sur, que habían combatido en Vitoria, consiguieron, a las
órdenes de Reille, que mandaba el primero, crear una retaguardia que contuvo a
las avanzadas inglesas. Desde Irurzun, el rey José destacó a Reille (de larga
experiencia militar) para que tomase el camino del Baztán y estableciese una
línea defensiva en la frontera. En Pamplona dos ejércitos bifurcaron sus
caminos: Douet d’Erlon[vii]
recibió la orden de defender el valle del Baztán, en tanto que Gazán[viii],
con el ejército del Sur, regresaba a Francia a través de Roncesvalles.
Wellington estuvo
detenido ante Pamplona durante varios días y luego envió un ejército para echar
a los franceses del Baztán y enlazar con las fuerzas que, al mando de Graham, habían
seguido la calzada principal desde Villafranca al Bidasoa. Hubo combate en Maya
(valle del Baztán), que fue la única resistencia ofrecida por Gazán antes de
pasar a Francia, de forma que en esta región de España no quedaban otras fuerzas
francesas sino las guarniciones de Pamplona y San Sebastián. Sobre esta ciudad
fijó un plan Wellington, que fue confiado a Graham, y el 20 de julio comenzaron
los bombardeos sobre la muralla, pero el asalto terminó con muchas bajas por
parte de los atacantes, al tiempo que se enteraban de la ofensiva de Soult en
la frontera.
Al tener noticia del
resultado de la campaña de 1813, Napoleón decidió reorganizar las fuerzas
francesas que operaron en el centro de la Península, las cuales formarían en lo
sucesivo un único ejército, que llevó el nombre de ejército de España a las
órdenes de duque de Dalmacia (Soult), que tendría la misión de la defensa del
territorio nacional francés, abandonando la idea del establecimiento dinástico
de José en España. Este ejército se aprestó a liberar las guarniciones de San
Sebastián y Pamplona, confiando a Drouet la misión de ocupar el valle del
Baztán y retrasar con ello la marcha de los ejércitos aliados en socorro de las
que bloqueaban Pamplona. El 24 de julio las tropas de Reille volvieron a entrar
en España y al día siguiente las fuerzas aliadas, tras nuevos combates,
prosiguieron su repliegue hacia Pamplona.
Luego, el inglés Hill
terminó por evacuar el paso de Maya, con la intención de acudir a la defensa de
Pamplona, sobre la que tomaron decisiones Wellington y Soult. No siendo capaz
este último de socorrer a la plaza, marchó a Guipúzcoa para atacar a Graham,
movimiento que no pudo completar, mientras que Wellington marchó contra las
fuerzas que había dejado en Sorauren (al norte de Pamplona). Así, la invasión
concluía con una precipitada retirada a través de Yanci y Echalar[ix]
para buscar refugio en Francia el 2 de agosto.
Aún quedaba San
Sebastián, donde el 29 de julio se recibió la noticia del combate de Sorauren.
Un accidente fortuito –la voladura de un depósito de municiones, que causó
grandes bajas entre los defensores- dio a las columnas anglo-portuguesas la oportunidad
de entrar en la ciudad, donde se dieron a un sistemático saqueo que llevó a la
total ruina de la población, que fue incendiada y destruida en su totalidad. Esto
no fue todo, pues aún el 31 de agosto tuvo lugar la batalla de San Marcial
(Irún), que se considera como la que puso fin a la guerra de la independencia
española. El 31 de octubre, y tras laboriosas negociaciones, el general Cassan
entregaba Pamplona a Carlos de España[x],
llegando así el final de las hostilidades en la región occidental.
La única fuerza
francesa que se mantenía en la Península tras la capitulación de Pamplona
estaba formada por los restos de los ejércitos de Levante y Cataluña, mandatos
por Suchet, el cual, al estar aislado, se vio obligado a abandonar todo el
territorio que conquistara en las campañas de los tres años precedentes. Pero
retirarse, como hemos visto en Guipúzcoa y Pamplona, no significa ausencia de
hostilidades: aún quedaron los campañas de Levante y de Cataluña, hasta el
punto de que en noviembre de 1813, Suchet disponía de unos 35.000 hombres para
mantenerse en Cataluña, pero tras la retirada del mariscal a Figueras, uno de
los oficiales que formaban en su ejército, Juan Van Halen[xi],
logró, mediante supuestas órdenes del mariscal, la rendición de las plazas de
Lérida, Mequinenza y Monzón, y Napoleón autorizó a Suchet para que negociase
con Copóns[xii]
la entrega de las restantes plazas ocupadas por guarniciones francesas. Así
terminaba la guerra en la parte oriental de la Península.
Ya en octubre los
aliados habían entrado en territorio francés, llevándose las hostilidades fuera
de España. Los saqueos de algunas localidades francesas imitaron a los de los
ejércitos napoleónicos en España y Portugal, habiendo sido afectadas Burdeos, Toulouse,
Bayona, Orthez y otras, pero españoles, ingleses y portugueses fueron frenados
en el sur de Francia. En cambio, Cataluña fue liberada de tropas francesas,
ordenadamente, a finales de mayo de 1814.
[i] Sería
gobernador de Argelia en la década de los treinta.
[ii] Al
suroeste de Navarra.
[iii] Además
de militar fue escritor, habiendo participado en la guerra de 1808 en Portugal
y en España.
[iv] En este
momento hacía la escolta de un importante convoy que marchaba hacia Francia por
la calzada de Bayona.
[v] De
extracción popular, nació en Vergara en 1765 y murió en Madrid en 1838.
[vi] Miguel
Artola, “La guerra de la independencia”.
[vii]
Destacó durante la Revolución Francesa y tuvo una exitosa carrera militar.
[viii]
Participó en la toma de Fregenal de la Sierra y Jerez de los Caballeros (1811),
pero el general Ballesteros entró posteriormente en Fregenal e hizo prisioneros
a los franceses de Gazán (https://fregenal.hoy.es/fregenal-guerra-independencia-20190123094741-nt.html)
[ix] Ambas
localidades, en el extremo noroeste de Navarra.
[x] Militar
francés al servicio de España que apoyó a Fernando VII como absolutista.
[xi] Militar
español que reconoció al rey José. Luchó en el ejército francés en Baviera y Austria.
Fue aceptado por el rey Fernando VII tras la guerra.
[xii]
Capitán General de Cataluña desde finales de 1812. En febrero de 1814 recibió
al rey Fernando VII a orillas del río Fluviá, acompañándole hasta Gerona.
Partidario de que el monarca jurase la Constitución de 1812, aceptó de él, sin
embargo, un título nobiliario.
No hay comentarios:
Publicar un comentario