Castillo de Rebollet (Valencia) |
La última empresa de
Jaime I de Aragón (1276) habría sido, según Jerónimo Zurita[i], “echar
del reino de Valencia a los moros”, a lo que le había exhortado el papa
Clemente IV, pero tal cosa estuvo lejos de ser realidad.
Durante el siglo XIII la rivalidad castellano-aragonesa se manifestó a la hora de repartirse
territorios[ii], y
el área valenciana se limitó, en ocasiones, a la prestación del vasallaje de
parte de los señores musulmanes locales. La ocupación del territorio valenciano
se caracterizó por una serie de tratados, y así se explica la permanencia en el
país de un buen número de musulmanes, dándose una política de mantenerlos en el
territorio incluso después de las primeras revueltas. También se emprendió una
tarea colonizadora con musulmanes llegados del exterior, iniciativa que partió
de los señores de lugares con mudéjares.
La inmigración
musulmana no sobrevive, en cambio, en el siglo siguiente, quizá como
consecuencia del aumento de la población cristiana y los peligros que comportaba
la población islámica. Se dieron entonces dos posturas que algunos autores
discuten: la de quienes se mostraron favorables a la existencia de musulmanes
en Valencia y la de quienes endurecieron su oposición a ellos, lo que se
demuestra en las cartas-puebla a partir de mediados del siglo XIV. Puede que
los cristianos viesen a los musulmanes como competidores y colaboradores con su
trabajo del poder señorial[iii],
y de ahí los asaltos a las morerías de Alcira, Liria, Castellnou, Onda y
Oropesa en 1276, con ocasión de la revuelta de los caudillos mudéjares; también
los asaltos a la morería valenciana en 1309 y 1399, coincidiendo con la cruzada
contra Almería y una expedición aragonesa a Berbería, respectivamente. Otro ejemplo
es el episodio de 1455, quedando la morería valenciana reducida a la
postración.
El último cuarto del
siglo XIII se caracteriza por la existencia de una amplia mayoría de población
mudéjar sometida a explotación y a desestructuración, lo que provoca recelos y
fugas subrepticias al reino de Granada. Los cristianos, por su parte,
reaccionaron periódicamente contra ello, mientras que quizá existió una
política nazarí en lo tocante a la suerte de los mudéjares de Valencia[iv].
Entretanto se dio el gran alzamiento mudéjar de 1276-1277, que dejaría una
fuerte impronta en las comunidades cristianas, en el que tomó parte, como en
1247-1258, Al Azraq, un caudillo que vivió al sur del reino de Valencia, aunque
en 1276 se encontraba exiliado en Granada. La tregua fue pactada, pero en 1278
se levantó la población de Montesa (al suroeste de Xátiva) confiando en recibir
apoyos de fuera, lo que llevó al rey Pedro III a permanecer en Valencia durante
1279 para evitarlo.
En la década siguiente
menguó la alarma al estar los mudéjares privados de sus líderes aristocráticos,
mientras que en Granada se intensifica la presencia meriní. A principios del
siglo XIV, cuando Murcia está en manos aragonesas, Bernardo de Sarriá[v]
escribe a Jaime II alarmado por los éxitos granadinos en Jaén y Alcaudete[vi],
y estas no serán las únicas victorias nazaríes que susciten recelos entre los
cristianos: la derrota y muerte de los infantes Pedro y Juan en la batalla de
la Vega[vii]
(1319) causó conmoción en Andalucía y desató una ola de histeria en Valencia. De
nuevo se firmaron treguas con Granada, pero en 1323 otra vez las autoridades de
Valencia temen lo peor de granadinos y meriníes.
Poco a poco se fue
gestando la idea de que norteafricanos y granadinos pretendían llevar a cabo
una contracruzada debido a la presencia de zenetes[viii]
en territorio granadino. La operación combinada iría acompañada de un
alzamiento de los mudéjares de Cocentaina[ix],
Oliva, Rebollet[x]
y huerta de Alicante. Se extendió el rumor (que se ha atribuido al rey
castellano Alfonso XI con el objeto de recibir ayuda del rey Pedro IV de Aragón
contra los magrebíes) de que el sultán granadino estaba dispuesto a recuperar
Valencia. El rey aragonés solicitó ayuda económica al papa Benedicto XIII
(1339), la que no consiguió porque el papa creyó que el rey aragonés quería el dinero para otras empresas, como dominar Cerdeña. El texto de la petición presenta a los meriníes
como herederos de la legitimidad almohade, deseosos de recobrar los territorios
“de los cuales España es fundada”. Mientras tanto seguían las
correrías periódicas de los granadinos por el sur del reino valenciano.
Después de firmarse la
paz de Torrellas[xi]
(1304), por la que Murcia vuelve al dominio castellano, el rey aragonés escribe
a Fernando IV para informarle de una reciente algara nazarí en territorio
valenciano, y poco más tarde los zenetes, a sueldo de Granada, atraviesan los
campos de Murcia y saquean el término de Orihuela. En 1331 el visir Ridwan
corre estos campos y los de Elche para acabar saqueando Guardamar (sur de la
actual provincia de Alicante) donde se apodera de veinte mil cahices de trigo.
Al año siguiente Elche sufre un cerco granadino gracias a la ayuda que los
mudéjares del reino valenciano prestaban, a cambio de lo cual se les permitía
incluirse en la tropa hacia Granada, pero otras muchas incursiones modestas
incluso resultaban ignoradas por los musulmanes valencianos, todo ello gracias
a la facilidad con la que se podía atravesar el territorio murciano
(Orihuela-Sangonera-Rio de Sangonera-Totana-cercanías de Lorca-frontera
granadina). A fines del siglo XIV concluyó una larga etapa de paz relativa en
la frontera terrestre con la muerte de Muhammad V, que había reinado en dos
períodos: 1354-1359 y 1362-1391).
La judería valenciana
fue asaltada en 1391, lo que se inscribe en los asaltos que ese año se dieron
en otras ciudades y villas de la Península. Las autoridades, por su parte,
aprovecharon la próxima partida hacia Almería de una embarcación cargada de
paños para pedir a los tripulantes que actuasen como espías. Debe tenerse en
cuenta que del nuevo sultán, Yusuf II, la burguesía valenciana no se fíaba, además
de que el asalto a la judería había provocado una gran intranquilidad entre los
mudéjares, justificada porque pocos días más tarde hubo una intentona sobre la
aljama de la capital.
El furor antisemita es
la principal causa de la movilización en masa de los cristianos valencianos,
sobre todo cuando llegan noticias de Elche y Orihuela, víctimas de unas y otras
incursiones granadinas; por eso el rey Juan I de Castilla pide al concejo de
Lorca que se le dé aviso de cualquier circunstancia en dicho sentido. Martín I
de Aragón, por su parte, también toma medidas fortaleciendo las plazas
meridionales, sobre todo cuando recibe noticia de la matanza llevada a cabo por
los granadinos sobre las huestes del maestre de Alcántara, Martín Yáñez de la
Barbuda, que había participado en una incursión sobre Granada en 1394.
Durante el siglo
XV continuarán los enfrentamientos: Alonso Yáñez Fajardo inició la guerra con
Granada y en 1452 los castellanos vencieron a los granadinos en Los
Alporchones, cerca de Lorca…
[i] Vivió en
el siglo XVI y fue Cronista Mayor del reino de Aragón.
[ii] “Los
mudéjares valencianos y el reino nazarí de Granada…”. En este trabajo se basa
el presente resumen.
[iii] Otro
tanto ocurre en el reino de Granada cuando es conquistado en 1492. Para el
cristiano común su consideración como tal era el único argumento que podía
separarle del mudéjar y justificar una pretendida superioridad.
[iv] García
Cárcel, para un período posterior, ha señalado la interacción de los cristianos
nuevos de Granada y Valencia durante los años previos a la revuelta morisca
granadina de 1569. Dicho autor habla de “un inteligente montaje del mito
Granada, asociado a unas connotaciones de terror febril al maligno contacto, de
horror a la cultura morisca”. En la configuración de este mito jugó un papel el
rey Carlos para evitar que moriscos granadinos se trasladasen al reino de
Valencia, al tiempo que hubo disposiciones que vedaban el abandono de
residencia de los moriscos valencianos. Pero tales medidas no fueron nuevas.
[v] Noble y
almirante de la Corona de Aragón.
[vi] Al suroeste de la actual provincia de Jaén.
[vii] En
Pinos Puente, al oeste de la actual provincia de Granada. El infante Pedro era
hijo de Alfonso X, y Juan, de Sancho IV.
[viii] Grupo
de pueblos bereberes que llegaron a formar una importante confederación, siendo
otras las de los masmuda y de los sanhaya.
[ix] Al
norte de la actual provincia de Alicante.
[x] En el
extremo sureste de la actual provincia de Valencia.
[xi] Oeste
de la actual provincia de Zaragoza.
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