Fachada de Nuestra Señora de la Asunción de Buendía (Cuenca)
Al noroeste de la
actual provincia de Cuenca, en el límite con la de Guadalajara, se encuentra la
villa de Buendía, donde en 1566 nació Juan Izquierdo de Piña, novelista, poeta
y dramaturgo amigo de Lope de Vega desde muy pronto, casi de la misma edad que
nuestro personaje. Buendía conserva una muralla con varias puertas y su plaza
mayor está flanqueada por la casa de Ayuntamiento y la iglesia principal, obra
esta de los siglos XV y XVI.
Una de las primeras
muestras de la amistad de Piña con Lope fueron los versos que dedicó al “Fénix”
a la vuelta de este de un destierro por los libelos que publicó contra una
antigua amante suya, Elena Osorio, que había decidido cambiar de cortejo. Como
quiera que Piña, de los varios hijos que tuvo, uno también fue poeta, Lope
aprovechó para dedicar a los dos unos versos entre los que se dice ni es mucho, si el padre es sol, que el hijo
rayo parezca.
Izquierdo de Piña (el
primer apellido lo empleará avanzada su vida) fue escribano de actuaciones
judiciales pero antes había desempeñado oficios de menor entidad, habiendo sido
también familiar y notario del Santo Oficio. De un supuesto viaje a Nueva
España y avecindamiento en la ciudad de Puebla, de lo que se ha hablado y
escrito, no hay constancia fehaciente, además de que durante su presunta
estancia en América se publicaron obras suyas en España y consta su estancia en
la misma. En 1624 publicó sus “Novelas morales” y de la misma fecha son sus “Novelas
ejemplares y prodigiosas historias”.
Ya en 1620, Piña había
participado en la censura de la Parte XIII de las comedias de Lope[i] editadas
por la viuda de Alonso Martín, una impresora de nombre Francisca de Medina que
propició la publicación de un gran número de obras, entre ellas la “Décima
parte de las comedias” (1620). Curiosamente –como señala María J. Moreno Prieto[ii]-
Piña cultivó el estilo claro de Lope y el culteranismo de Góngora, dándose al “estilo
afectado y artificioso” quizá por el deseo de innovar.
La obra de Piña que
destacamos aquí es “Del celoso desengañado”, que trata sobre “los hombres
celosos comparados con un palomo y un erizo”, empleando el autor un estilo a
base de “subordinadas que se encrespan hasta lo inaudito”. La obra trata de un
caballero de Jerez, don Bernardo, que se enamora de doña Teodora de Oliver,
hija de Aldonza y señora princial, aunque no demasiado rica. Doña Teodora es
uraña, por lo que don Bernardo tendrá que valérselas como pueda: “infamadores
paseos y rondas peligrosas”. Aparece aquí la alcahuetería que parece dar sus
resultados, y una vez casados, don Bernardo empieza a comportarse de forma
extraña, hasta el punto de que decide que el tálamo tenga sábanas de tafeán
negro, porque el sueño es “imagen de la muerte”.
Y así sigue el marido
con manías que no pueden sino sorprender a la esposa, hasta que un día, dando
un paseo, aquel siente “abrasantes celos” de cualquiera que mire a doña
Teodora, que no obstante se muestra con todo el recato posible. Pero ello no es
suficiente; los celos de don Bernardo van en aumento y llega a atormentarse
pensando que su esposa se transforme en “el amor de amores”, cosa que solo está
en la cabeza del jerezano.
La concepción de un hijo por parte de doña Teodora aun agita más los celos de su esposo, explicado todo ello por Izquierdo de Piña de manera que se pueda sospechar la existencia de otro galán… un familiar de don Bernardo[iii].
[i] Sus títulos son: La Arcadia, El halcón de Federico, El remedio en la desdicha, Los esclavos libres, El desconfiado, El cardenal de Belén, El alcalde mayor, Los locos de Valencia, Santiago el verde, La Francesilla, El desposorio encubierto y Los españoles en Flandes.
[ii] “Varias fortunas de Juan de Piña: estudio y edición crítica”.
[iii] Ver dbe.rah.es/biografias/29136/juan-izquierdo-de-pina donde constan los títulos de todas las obras de Izquierdo de Piña.
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