Vista de la actual Túnez (Canariasahora)
Ibn Jaldún[i] sigue
a al-Idrisi[ii]
en algunas partes de su obra “Muqaddima”, escrita cuando el primero considera
que al-Andalus está ya en decadencia, viendo cómo los turcos están en el
Mediterráneo oriental y los cristianos se han hecho dueños de casi toda la
península Ibérica.
Cuando Ibn Jaldún habla
de los climas de al-Andalus (entendida como la totalidad de la península) se
refiere al “clima cuarto” como propio de las ciudades andaluzas (Algeciras,
Málaga, Almuñécar, Jerez, Niebla, Sevilla, Écija, Córdoba, Granada, Jaén, Úbeda,
Guadix, Baza y Almería) sin distinción entre las que pueden tener un clima más
continentalizado por estar en el interior. Luego cita en ese mismo “clima
cuarto” a Silves, Évora, Lisboa, Santarem y Coimbra (en el actual Portugal)
algunas de las cuales tienen una latitud sensiblemente distinta que las
andaluzas, pero luego incluye también a ciudades extremeñas como Badajoz,
Mérida, Trujillo, Coria y Alcántara; sigue con algunas de las mesetas sin
importarle la latitud de cada una de ellas (Calatrava, Talavera, Toledo,
Guadalajara, Huete y Medinaceli) para incluir también a las levantinas
Cartagena, Alicante, Denia, Valencia y Játiva. Cita en el mismo clima a Tarragona,
Tortosa, Fraga, Zaragoza y Lérida, para terminar con las murcianas Lorca,
Murcia y Chinchilla.
Cabe dudar de si
conocía realmente la localización geográfica de todas esas ciudades, pues no
tiene sentido hablar del mismo clima en Medinaceli que en Lisboa o Granada.
Luego se refiere a las ciudades al norte del Sistema Central, las del “quinto
clima” (Salamanca, Zamora, Ávila, Segovia, León, Burgos, cita a Galicia y la
ciudad de Santiago, Tudela, Huesca, Pamplona, Estella y Nájera). Se refiere a
los Pirineos pero no cita su nombre, diciendo que fueron una defensa para
al-Andalus, y habla de la región de la Gascuña como tierra de francos, siguiendo
por el Golfo de León… Parece que hace una división muy gruesa entre las
ciudades más o menos afectadas por el clima mediterráneo y las de la mitad
norte. Al “sexto clima” pertenecerían Flandes o Borgoña.
Según María Crego Gómez,
Ibn Jaldún fue un gran conocedor de las civilizaciones del Mediterráneo, unido
al conocimiento personal del occidente árabe-islámico, poniendo el empeño en
describir los fenómenos económicos, sociológicos y culturales de los diversos
pueblos, así como las grandes dinastías islámicas y los poderes cristiano y
otomano[iii].
En su obra, Ibn Jaldún habla del sometimiento de los persas sasánidas,
bizantinos y beréberes por el islam a partir del siglo VII, y los godos a
partir del VIII. En cuanto a las diversas formas de guerra distingue entre las
tropas regulares y las de leva, así como que antiguamente (él vive en el siglo
XIV) los ejércitos eran tan numerosos que “los soldados de un mismo bando
podían no reconocerse”.
También habla en su
obra citada de los signos de poder: estandartes, banderas y otros hasta un
número de siete, que al parecer era de buen augurio. Hablando de los
benimerines (meriníes-zanata) el número de elementos de ostentación era
superior, pero de los ejércitos cristianos dice que usaban pocas banderas y
empleaban la música de instrumentos de cuerda y gaitas, así como cánticos. Se
lamenta, no obstante, de que los cristianos hubiesen ocupado territorios que,
antes del siglo V de la Hégira (XII), estaban en manos del islam: Sicilia,
Creta, Malta, la costa siria o Jerusalén. Considera a las dinastías Omeya y
Abasí como las del máximo esplendor del islam, y a la primera como la
continuadora del legado omeya oriental, refiriéndose en ocasiones a esta como
opuesta a la Abasí.
La citada María Crego[iv] señala
cómo Ibn Jaldún selecciona en su obra las características sociológicas de los
pobladores de al-Andalus, menciona personajes destacados de la vida política y
del ámbito jurídico e ilustra consideraciones teóricas sobre las distintas
disciplinas del pensamiento humano. Habla también de las moaxajas y zéjeles de
al-Andalus, y sobre la alimentación y su influencia en el organismo, en
las aptitudes de los individuos e incluso en su predisposición a la
religiosidad. El abuso en la alimentación –dice- es más común en las ciudades,
donde abundan los alimentos, lo que nos habla de la producción agraria en
función de las bulliciosas ciudades andalusíes.
En cuanto a la religiosidad también achaca a las ciudades la propensión a una vida más laxa y menos piadosa, “dado que en las urbes el lujo y la abundancia están al alcance de la población”. En las comunidades rurales, en cambio, donde se sufre carestía, habría una mayor inclinación a la religiosidad, aunque Ibn Jaldún parece tener en cuenta aquí a su patria chica, donde el contraste entre los habitantes del desierto y las ciudades como Fez o El Cairo era evidente. Para ilustrar cómo un individuo es capaz de privarse de alimento progresivamente y de forma voluntaria, se menciona la anécdota de dos mujeres de Algeciras y Ronda que llevaban varios años sin comeer y se presentaron ante el sultán meriní Abu l-Hasan[v], lo que parece estar en relación con el morabitismo en la serranía de Ronda.
[i] Nació en Túnez en 1332 y murió en El Cairo en 1406. Dominó muchas disciplinas, entre las que está la Geografía y la Historia, pero también la Filosofía.
[ii] Nació en 1100 en territorio almorávide y murió en 1166. Menos prolífico que Ibn Jaldun, fue también geógrafo. Luego estuvo al servicio de la corte normanda de Roger II de Sicilia.
[iii] En el siglo XIV, con Orhan I, ya se puede decir que constituyeron un estado fuerte.
[iv] “Al-Andalus en la Muqaddima de Ibn Jaldún”. En este trabajo se basa el presente resumen.
[v] Debe tratarse del antepenúltimo califa almohade, que vivió entre los siglos XII y XIII.
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