Columnata y calzada romanas en Apamea (Siria)*
Por su clima y su
situación geográfica, el desierto de Siria, al sur y al norte del Éufrates, era
una zona de trashumancia. Desde el Anti-Líbano hasta el Tigris, es una región
de estepa, un Hamad. Por todas partes
suelos de arcilla o de aluviones en los que crecen las hierbas del desierto, y
tras las lluvias, una hierba vigorosa, pasto abundante para los rebaños de los
nómadas. La arena no aparece más que en regiones muy limitadas, como el sur de
Palmira. El desierto de arena o Nefoud
no se encuentra más que muy al sur, más allá del oasis de Gowf. La Harra, estepa pedregosa de las regiones
basálticas del desierto, ofrece igualmente buenos pastos. Herbosa y
verdegueante durante y después de la estación de las lluvias, la estepa siria
queda rápidamente sofocada por el ardor del sol[i].
González Blanco y
Matilla Séiquer estudian las etapas del domino romano en Siria, particularmente
en la línea del Éufrates y muy en concreto la zona de Qara Qûzâq, un yacimiento
arqueológico cercano a la aldea del mismo nombre en el margen izquierdo del
Éufrates. El estudio comprende las ciudades que existieron en dicha región
siria, las vías romanas, la importancia política de Siria dentro del Imperio
Romano, la producción de grano y el comercio en época romana. Los autores se
extienden luego, de acuerdo con los restos aparecidos en el yacimiento citado,
a la época bizantina.
La frontera oriental
del Imperio Romano soportó tan frecuentes guerras que sería inútil pretender
siquiera citarlas, y aun así, “de todos los ejércitos romanos, es el de Oriente
el que tiene una historia más oscura durante los cuatro primeros siglos de
nuestra era hasta la época en la que se redactó la Notitia Dignitatum”[ii]. Se conoce muy poco sobre los lugares
de estacionamiento de las legiones romanas y cuáles fueron sus desplazamientos
sucesivos, pero las excavaciones han permitido saber que Dura Europos[iii]
estaba ocupada, en tiempo de los Severos[iv],
por la vigésima cohorte de los palmirenos.
En cuanto a la
organización del limes sirio, la Primera Guerra Mundial fue un factor que
permitió los trabajos arqueológicos, pues la ocupación del territorio por las
potencias occidentales cambió las cosas. Es la época en que tres religiosos,
Poidebard, Mouterde[v] y Jalabert, estudiaron toda la zona norte de
Siria y el Éufrates medio. Los dos primeros llamaron a su obra “El Limes de
Calcis”, gracias a la cual conocemos vías romanas, el urbanismo en el Éufrates,
necrópolis, el sedentarismo y nomadismo de los habitantes del limes, etc. Por
su parte, el autor antiguo Juan Malalas[vi] (Antioquía,
finales del siglo V-578), nos ha dejado una Chronographia
en varios volúmenes de donde es posible obtener informaciones que luego deben
ser confirmadas por la arqueología, pero ya sobre el Imperio de Justiniano.
Uno de los extremos del
limes era Antioquía, hoy en territorio turco pero muy cerca de la frontera
siria, objeto de invasiones partas y persas, siguiendo luego por la región
Cirrhéstica (al norte de Siria) en contacto con la alta Mesopotamia y Osroene
(al sureste de Edessa y al norte de Dura Europos); pero este limes no era solo
un intento de contener a otros imperios, sino también la forma de mantener los
cultivos para la alimentación de la población y los ganados y el urbanismo.
Durante los primeros siglos de nuestra era estas regiones verán extenderse el
cristianismo, y las listas de obispos firmantes en los primeros concilios –dicen
González Blanco y Matilla Séiquer- permiten saber de qué núcleos procedían. Al
concilio de Calcedonia (Bitinia, 451) asisten más obispos que los conocidos en
todos los concilios anteriores, si bien son pocos. Algo similar ocurre con el
monacato, del que tenemos noticias así como de su difusión y de la vida de los
monjes.
El limes de Trajano se
había fijado “en el codo del Éufrates, delante de Antioquía”, pero dicho
emperador quiso dominar una gran vía comercial y militar que uniese Aila
(Aqaba)[vii],
en contacto con el golfo del mismo nombre (mar Rojo) con la desembocadura del
río Phase en el sureste del mar Negro, y luego avanzó hasta el Tigris contra
los partos, constituyéndose “un gran triángulo de caminos” cuyos centros
militares fueron Carrhas (Harran) y Nísibis; al sur Amida (Diyarbekir) y Singara; al norte
Bezabde-Saphe (Pazira ibn.’Umar) sobre el Tigris. Más tarde los romanos
avanzaron a una región transtigritana.
Adriano ordenó un
repliegue abandonando la antigua Asiria y Mesopotamia, lo que dio pie a un
ataque parto contra Siria. Marco Aurelio volvió a la política de Trajano con
pequeñas enmiendas territoriales, estableciendo un “protectorado” en el Tigris,
y Septimio Severo consolidó este avance estableciendo el limes en el Tigris por
el norte, y por el Este en el río Habur, afluente del Éufrates.
Diocleciano, a finales
del siglo III, consolidó la frontera que había dejado Septimio Severeo sobre el
Tigris, y salvo una breve retirada en época de Joviano (363-364), que cedió
Nisibis y Singara a los Sasánidas, el limes de Diocleciano permanecerá sin
cambios durante la época bizantina hasta la ocupación árabe en 656 (batalla de
Yarmouq[viii]).
No se entiende el
Imperio Romano sin el papel jugado por las ciudades fundadas o refundadas; las
conquistas fueron determinadas por intereses estratégicos, y en la zona de la
que hablamos aquí, el Éufrates en ocasiones fue frontera y en otras vía de
navegación, siempre fuente de riqueza. De todas formas debemos tener en cuenta
que los griegos comenzaron a poner pie en esta región con la expedición de los “diez
mil” de Jenofonte[ix],
pero fue con el Imperio Macedónico cuando por primera vez esta zona entra en
contacto con occidente.
Nicephorium
Callinicum (cerca de la actual Raqqa) es una ciudad griega
situada en la ribera norte del Éufrates medio, habiendo sido fundada por
Alejandro o por Seleuco Nikator[x].
Otra es Barbalissos (Meskene, en la
orilla derecha del Éufrates, Siria) que fue una fortaleza y puesto militar
importante, lo que aprovechó Justiniano para reforzarla. Hierápolis (Mkbiy, ciudad al norte de Siria) ya está atestiguada
desde tiempos asirios y más tarde en época persa, recibiendo el nombre griego,
probablemente, de Seleuco Nikator. Thapsaco
fue una antigua ciudad de Siria junto al Éufrates, y antes había sido un
importante puerto fluvial a partir del cual los ejércitos avanzaban hacia el
Asia superior, teniendo que cruzar el río por medio de puentes de barcos o por
algún vado[xi].
Bathnas
(El-Bab,
al norte de Siria) fue una fortaleza romana en la frontera del Éufrates. Sura, por su parte, está citada por
Plinio, que la sitúa en el codo del Éufrates, no lejos de la primera ciudad
pártica de Filisco (?). Según los
itinerarios romanos Sura está en el
final de la vía que llegaba desde Damasco al Éufrates pasando por Palmira. Calcis (conocida como Chalcis ad Bellum) es citada por Plinio,
Ptolomeo, Amiano Marcelino, Apiano y otros. Según este último es una de las
fundaciones de Seleuco Nikator, situada “a 53 millas de distancia de Antioquía”.
Otras ciudades son la citada Dura Europos, Apamea, Edessa, Palmira, Rusafa, Ichai, Tyba, Beroea y Zeugma, pero no son todas de las que se tiene noticia. Unas jugaron un papel comercial; otras, militar; lugares de obligado paso que les hizo prosperar; puertos fluviales como Antioquía, que está junto a la desembocadura del río Orontes, muy cerca del Mediterráneo, un mar que los romanos imperiales desearon proteger con su dominio sobre Mesopotamia y Siria.
[i] Así es como citan A. González Blanco y G. Matilla Séiquer a Poidebard, A., “La trace de Rome dans le Désert de Syrie…”, París, 1934, en un trabajo titulado “Aspectos generales de la romanización de Siria, con particular atención a la Mesopotamia”, en el que se basa el presente resumen.
[ii] En este documento se informa de la organización administrativa del Imperio Romano. Se le da una fecha de redacción entre finales del siglo IV y 427 d. C., aunque es posible que fuese actualizado.
[iii] Al Este de la actual Siria.
[iv] Desde fines del s. II hasta 235.
[v] A. Poidebard (jesuita, 1878-1955), Mouterde (1880-1961) y Jalabert, fueron arqueólogos franceses.
[vi] Este es el que por primera vez usa el término “limes de Chalcis”.
[vii] Al suroeste de la actual Jordania.
[viii] El río Yarmuk desemboca en el Jordán al sur del mar de Galilea.
[ix] Mercenarios griegos (entre los que estuvo Jenofonte) interviniendo en conflictos internos de los persas. Su retirada fue narrada por Jenofonte en la “Anábasis” (marcha tierra adentro).
[x] Del griego “vencedor”.
[xi] Aparece citada en la Biblica (Reyes, 4,24) con el nombre de Tiphsah, “el paso”.
* Fotografía de serturista.com/siria/apamea
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