Al-Binya a la derecha |
El “urbanismo doble” no
era nuevo en el mundo islámico cuando el emir meriní Abu Yusuf mandó construir,
ex novo, la ciudad palaciega de Al-Binya, al lado de Algeciras. Existían
otros casos en Oriente, el Norte de África y al-Andalus, como son Tremecén-al-Mansura, Fas al-Bali-Fas al-Yadid, Ceuta-al-Afrag y Rabat-Salé; también, según
Antonio Torremocha[i],
Mansuriyya-Qairawan, al-Fustat-El Cairo y Córdoba-Madinat al-Zahra[ii].
Al-Binya
fue construida entre los años 1279 y 1285, después de que, en el primer año
citado, finalizase el cerco que los castellanos habían puesto a la ciudad de
Algeciras por mar y tierra. El emir Abu Yusuf estableció en Al-Binya su propia residencia cuando
estuviese en al-Andalus, con aljamas, alminares, alcázares, baños, acequias y
puentes en los caminos. Esto mismo ocurría con Fez, a cuyo lado se construyó la
ciudad de Fas al-Yadid; ambas eran
ciudades palaciegas y ambas sirvieron de residencia a los miembros de la corte
meriní y a sus tropas.
En 1285 ya estaba
terminado el alcázar, con su sala de audiencias (mexuar) y la mezquita. Con anterioridad se había construido un
recinto defensivo con foso y cuatro grandes puertas. Hasta el día de su muerte,
Abu Yusuf pasó largas temporadas en al-Andalus y, por lo tanto, en Al-Biya. Según M. Acién, desde Algeciras
entró en el reino de Granada el modelo de mexuar
separado del alcázar.
Según Antonio Torremocha,
la intención del emir meriní al construir Al-Binya
a la orilla izquierda del río de la Miel, fue reforzar su prestigio personal,
de la misma forma que, junto a Gibraltar, se había construido en 1160 otra
ciudad. Se trató de una ciudad campamento para poder permanecer el al-Andalus
todo el tiempo que fuese necesario, siendo su extensión casi el triple (27 Ha.)
de la Algeciras de la época. Aunque los arqueólogos han dado muestras de dudas
sobre si se construyeron los espacios vacíos que se dejaron para un futuro
crecimiento, parece que dichos espacios aún existían cuando la conquista de la
ciudad en época de Alfonso XI (1344), cuyo cerco había empezado en 1342.
Contrariamente a lo que
se ve en la mayoría de las ciudades musulmanas de la Edad Media, en al-Binya se desarrolló un urbanismo
palacial y programado, con calles anchas, y donde el emir dio las órdenes
directamente a los arquitectos, canteros, alarifes (maestros de obras),
carpinteros, etc. Fue una ciudad plurifuncional, con un origen portuario pero
también mercantil, centro administrativo, base militar y naval que la
hicieron muy próspera. La mezquita, como en toda ciudad musulmana, era el
centro religioso, pero al mismo tiempo la sede de las magistraturas judiciales
y el lugar donde se organizaba la enseñanza y se custodiaba el tesoro público;
también se bendecían allí los estandartes antes de las expediciones militares, y
se daban las noticias que interesaban al conjunto de la población. Según un
autor del siglo X, ninguna madina
podía ser tal si carecía de una mezquita aljama.
Al tiempo, como otras
ciudades musulmanas, al-Binya tenía
un espacio periurbano muy activo donde se encontraba la necrópolis. Los
edificios más importantes estaban en lo alto de la colina donde se construyó
esta ciudad, reservando algunos espacios para huertas, jardines y descampados,
pero cuando se produjo la conquista cristiana se truncó el desarrollo de al-Binya y dio comienzo un proceso de
decadencia.
[i] “Ciudades
islámicas de nueva fundación en la orilla al norte del Estrecho”.
[ii] Un
precedente antiguo puede ser el de Aqaba,
fundada en 630 junto a la ciudad bizantina de Aila. Igualmente se puede decir
de Wasit, actual Irak, para separar a
los sirios del resto de la población. En 969 se fundó una ciudad palatina cuando fue conquistada al-Fustat, en
la misma explanada donde se hallaba acampado el ejército.
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