El Partido Campesino
Polaco de Mikolajczyk y el Movimiento Wici[i] han sido los verdaderos impulsores de las reformas agrarias en Polonia
durante la primera mitad del siglo XX. El primero es heredero del Partido
Popular Polaco (Piast) en cuanto a sus propósitos aunque la segunda guerra
mundial y la ocupación comunista de Polonia, impidieron el papel que les
hubiese correspondido.
Según Leandro Rubio[ii] Polonia aparece como un caso excepcional por la fortaleza e
independencia del elemento campesino. En 1931 Polonia era un estado
fundamentalmente agrícola: el 60,6% de su población activa se dedicaba a la
agricultura, y el 0,8% a labores forestales, pesca y horticultura; el 19,3% a
la industria y minería; el 6,1% al comercio y el 3,6% a los transportes y
comunicaciones.
Pero como Polonia vio
desplazadas sus fronteras muchas veces, incluso durante el siglo XX, la parte
situada al oeste de la Unión Soviética (cuando existía) daba unos resultados
diferentes: el 54,4% de la población activa trabajaba en la agricultura y el
24,8% a la minería y manufacturas. Entre 1931 y 1939 el empleo industrial
creció mucho en Polonia central y occidental y, a fines de 1950 el porcentaje
de la población agrícola era el 47,1, en 1954 el 45,2.
Dice el autor citado
que el agrarismo ha sido un ideal político del campesino polaco, idea que
estaba desarrollada antes de la primera guerra mundial y llegó a su cúspide con
la gran crisis agraria de 1929 y después de la brutal colectivización de la
tierra por imposición de la Unión Soviética. El agrarismo era, para sus
teóricos, una tercera vía distinta del capitalismo y del comunismo,
considerando a estos, peligros para la sociedad, no obstante que el Partido
Campesino estuvo asociado a los comunistas polacos probablemente por
pragmatismo. Los agraristas polacos defendían un cultivo intensivo del suelo
por campesinos independientes, rechazando la industrialización, que
consideraban auxiliar.
Critican al marxismo
por considerar que Marx tenía una perspectiva urbana y nunca habría comprendido
las diferencias entre propiedad agraria e industrial. En 1939, 15.000 grandes
propietarios poseían el 50% del territorio forestal polaco y el 43% de las tierras
laborables, siendo un ejemplo el príncipe Radziwill, miembro de una de las más
antiguas familias de la nobleza polaca, con 170.000 hectáreas. El resto de la
propiedad era de unos cuatro millones de campesinos cuyas explotaciones no
solían pasar de dos hectáreas, con un enorme proletariado agrícola (7,5
millones de individuos) pudiendo decirse que el 45% de la población rural
carecía de tierra.
Según el censo de 1921
las explotaciones eran muy pequeñas (inferiores a 5 hectáreas) y representaban
el 65% de todas, es decir, antes de la segunda guerra mundial, la sociedad
agraria polaca era pobre y endeudada, por lo que sorprenderán las reformas que
pretendieron crear una democracia agraria y la tendencia hacia el colectivismo.
La primera reforma comenzó en 1944, expropiando las tierras de los alemanes sin
indemnización, las grandes propiedades de polacos fueron expropiadas
parcialmente con indemnización; las tierras del clero fueron excluidas de la
reforma, aunque en 1950 se nacionalizaron todas las propiedades de la Iglesia,
excepto un cierto número de hectáreas por parroquia. El Estado, con estas
tierras creó un fondo con fines caritativos, asistenciales, religiosos, etc.;
la masa de las tierras adquiridas por el Estado se distribuyó a propietarios de
pequeñas explotaciones, a campesinos sin tierras; las condiciones de compra
fueron ventajosas para los adquirentes, tanto en el precio como en el plazo del
pago. Las cantidades percibidas por el Estado sirvieron para ayudar al
equipamiento rural.
El alcance de la
reforma fue profunda: de 1944 a 1949 más de 6 millones de hectáreas fueron
entregadas a campesinos; más de un millón de familias resultaron beneficiadas y
la gran propiedad rural quedó liquidada. El 87,5% de la tierra polaca
pertenecía a cultivadores propietarios de lotes de 20 hectáreas como máximo, a
excepción de 2,5 millones de hectáreas en propiedades de tipo medio (25 a 100
hectáreas).
Pero en el ánimo del
Gobierno esto no fue más que una transición hacia la colectivización, y no
obstante quedaron problemas sin resolver: demasiada gente viviendo en
demasiadas explotaciones pequeñas; las de menos de 5 hectáreas pasó de 1,8 millones en 1931 a 2 millones en
1948. En 1950 tales explotaciones eran habitadas por 4,3 millones de personas. Así
las cosas, en 1956 el descontento de los obreros y de los intelectuales
contrastaba con el silencioso resentimiento campesino. Polonia tenía una
desesperada necesidad –dice L. Rubio- de mayor producción agrícola y para ello debía
dedicar más recursos a la agricultura en detrimento de los que iban a la
industria.
El Secretario del Partido Comunista Polaco, Gomulka, que pasó por varias vicisitudes, negativas durante el estalinismo, vio que el área colectivizada no pasaba del 9,2% de la tierra agrícola, y procedió a reducirla más, considerando, junto con los administradores del régimen, que las granjas colectivas habían sido menos productivas que las explotaciones privadas. Si bien los comunistas no abandonaron la idea de la colectivización como objetivo final, siguieron una política práctica de fomentar la agricultura privada. Un programa lanzado en unión del Partido Campesino Unido, en 1957, hizo que los precios pagados por el Estado fuesen elevados y los impuestos sobre las grandes haciendas reducidos; se incrementó el equipamiento en edificaciones, fertilizantes y maquinaria y, en 1958, la Dieta polaca puso a la venta 500.000 hectáreas de tierra propiedad del Estado.
Los planificadores
polacos llevaron a cabo una medida que ya existía con anterioridad, pero ahora
complementada: los círculos agrícolas, organizaciones socioeconómicas
voluntarias y abiertas agrupando a campesinos para su coordinación y
financiación con sus propias reservas. Los círculos tenían personalidad
jurídica y podían llevar a cabo funciones que el Estado delegaba en ellos. Así,
proporcionaron asistencia mutua, sobre todo desde que en 1956 reaparecieron
después de la época de represión de Stalin.
No obstante los círculos
agrícolas existieron de forma desigual en unas zonas y otras de Polonia, pues
siempre existió el temor de que fuesen instrumento de la colectivización a la
que no renunciaba el Partido Comunista. Pero de lo que no cabe duda es que el régimen
de Gomulka[iii] preservó a Polonia de una colectivización masiva como ocurrió en otros
países del bloque soviético: solo el 12,5% de la tierra arable pertenecía a las
explotaciones estatales; en Bulgaria, en cambio, el 95% de la tierra arable
está administrada por el Estado; en Checoslovaquia llegó a estar el 90,4%; en
Hungría, el 72%; en Rumanía, el 82%... El pragmatismo de Gomulka y sus
colaboradores, junto con la tradición agrarista polaca, pueden explicar el
fenómeno.
[i] Es un
término de la época medieval polaca que hace referencia al peligro que en un
determinado momento vive el país.
[ii] “Notas
sobre la política agraria de Polonia”.
[iii] Dejó
de ser Secretario del Partido en 1970.
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