Como “punto cimero”
entre las publicaciones sobre la historia mexicana ha sido calificado el libro
que aquí comentamos[i].
Beatriz de la Fuente, a quien sigo para este resumen, se refiere solo a los
tiempos prehispánicos, cuando México-Tlatelolco era ciudad gemela y rival de
México-Tenochtitlan.
Estas dos ciudades
tuvieron desarrollos paralelos, aunque el gran mercado de Tlatelolco le dio una
fama especial. Parece que los tlatelolcas eran del mismo grupo étnico que los
tenochcas; fundaron su ciudad en un islote con montículos en el año 1337 o
1338. Algunos trabajos arqueológicos parecen demostrar que Tlatelolco es más
antigua que Tenochtitlan y también más rica y poderosa, cuando fue aliada de
los tepanecas[ii],
y por esas fechas los tenochcas eran pobres pescadores. Las relaciones entre
tlatelolcas y tenochcas fueron difíciles a lo largo de la historia compartida.
Hacia 1431 los tlatelolcas construyeron una barrera entre su ciudad y
Tenochtitlan, que para entonces se encontraba en notable expansión; después la
barrera fue “removida” –dice Beatriz de la Fuente- y en torno a 1450 las
ciudades quedaron separadas por un canal.
En una guerra
Tlatelolco fue conquistada por los mexicas en 1473, y en los próximos cincuenta
años estuvo subordinada a Tenochtitlan, viéndose obligados los tlatelolcas a
venerar al dios de los vencedores, Huitzilopochtli, y su mercado cayó bajo la
hegemonía tenochca, pero entre 1428 y 1467 Tlatelolco había alcanzado una
extraordinaria expansión económica, época de su independencia. En este tiempo
participó en la conquista de ciudades importantes y se beneficia de las mismas, al igual que
Tenochtitlan.
Los informantes de
Bernardino de Sahagún[iii]
le dicen que “fueron principales dos mercaderes [los tlatelolcas]… se
comenzaron a comprar y vender barrotes de oro, y cuentas de oro, y piedras
azules labradas como cuentas, y grandes chalchihuites[iv] y
grandes quetzales[v],
y pellejos labrados de animales fieros, y otros plumas de diversas maneras y
colores”. Pero desde 1473, año en que Tlatelolco fue conquistada por los
tenochcas, la ciudad fue gobernada por “cónsules”, según los llamó Sahagún, y
eran dos.
En cuanto al mercado de
Tlatelolco, de él partían rutas comerciales hacia distintos lugares de
Mesoamérica; se ubicaba al oriente del recinto sagrado en amplia plaza limitada
por cuartos y bodegas. Una descripción del mismo la debemos a Hernán Cortés
(segunda “Carta de Relación”) y otra a Bernal Díaz del Castillo en su “Historia
Verdadera de la Conquista de Nueva España”. De estas informaciones se ha
elaborado una maqueta para el Museo Nacional de Antropología de México, así
como una pintura de Diego Rivera que se encuentra en el Palacio Nacional. Díaz
del Castillo se expresa así: ... no
habíamos visto tal cosa , quedamos admirados de la multitud de gente y
mercaderías… Los mercaderes de oro y plata y piedras ricas y plumas y mantas y
cosas labradas… y cueros de tigres, de leones y nutrias... El comercio –dice
Beatriz de la Fuente- fue actividad sustantiva del hombre prehispánico.
Se ha dicho que los
mexicas tenían predilección por asentarse en cuevas, manantiales, abrigos
rocosos y montañas, pero acaso era el recuerdo de sitios y ciudades antiguas;
en todo caso la elección de Taltelolco no fue ajena a esa evocación;
transformaron la tierra en chinampas[vi] y
en lagos, y drenadron tierras pantanosas, y terracearon campos de cultivo. Cada
ciudad tenía en su centro su recinto
sagrado; de él salían avenidas, acueductos y canales. Conocemos la traza del
Tlatelolco prehispánico debido a algunos mapas del siglo XVI, y en otro
elaborado para Cortés se advierten dos calzadas importantes que comunicaban
México con Tlatelolco y en ella se reconocen ciertos patrones arquetípicos:
basamentos piramidales dobles con dos escalinatas y en lo alto templos, y
edificios de planta circular o mixta en la que se combinan rectángulos y
círculos.
Pero Taltelolco también
presenta diferencias con respecto a Tenochtitlan en sus calles y canales
irregulares. Edificio excepcional por su unicidad es el llamado “Templo
calendárico”, porque lleva en recuadros, en lo alto del talud y en todos sus
lados, relieves con signos calendáricos de tipo adivinatorio.
En cuanto a su
cerámica, Tlatelolco fue ciudad única, destacando el plato en barro con
superficie en seis formas onduladas y apoyado en tres patas como discos planos,
lo que carece de antecedentes y paralelismos. Sus formas barrocas –dicen algunos-
pudieron haber sido fabricadas poco después de la conquista, quizá durante el
breve reinado de Cuauthémoc, quien hizo la última defensa de Tlatelolco durante
el sitio de Cortés.
[i] “Tlatelolco”,
obra de varios autores.
[ii] Se
instalaron en la cuenca de México a mediados del siglo XII.
[iii] Autor
de “Historia General de las Cosas de Nueva España”
[iv] Piedras
verdes.
[v] Un tipo
de ave.
[vi] Setos o
cercas de cañas que delimitaban un área dedicada a la agricultura donde la
tierra estaba en balsas. Ahí se cultivaban flores y otros productos.
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