domingo, 5 de mayo de 2019

Frailes y soldados

Fortaleza de Castrotorafe (Zamora)
http://maricruzpe.blogspot.com/2011/12/
castillo-y-desplobado-de-castrotorafe.html

De entre todas las contradicciones que todo período histórico tiene, quizá en la Edad Media las más salientes se pueden ver en las Órdenes Militares, pues nacidas con un fin, generalmente no lo cumplieron (salvo guerrear) y desviaron sus atenciones a muy otros.

Pedro Suárez de Deza fue obispo de Salamanca durante algunos años de la segunda mitad del siglo XII, justo cuando el rey Fernando II de León decidió que la cofradía de “fratres” de Cáceres se convirtiese en Orden Militar. En Cáceres estaba la frontera del reino, aunque los musulmanes se harían con dicha villa más tarde.

Las señas de identidad de la Orden fueron “su fe”, “la cruz en sus pechos a manera de espada” y la renuncia a “todas las pompas mundanas”. Pronto se relacionó con los canónigos regulares de San Agustín de Loio[i] (hoy en la provincia de Lugo), aceptando así la regla del de Hipona. Por tanto también estuvieron muy relacionados con el arzobispo de Santiago de Compostela. Aprovechando que el rey castellano (Alfonso VIII) era menor de edad, la familia de los Lara deciden entregarlo a Fernando II, lo que propicia que la fortaleza en Consuegra de los Hospitalarios le sea entregada a la Orden Militar de Santiago, tomando estos posesión en presencia del arzobispo de Santiago, pero ya antes, durante el pontificado de Pedro Duguestéiz, se acordó ceder a la Orden la mitad de las rentas del voto de Santiago en Zamora, Salamanca y Ciudad Rodrigo, a cambio de defender los intereses del prelado en Cáceres, Alburquerque y Mérida.

La donación de Consuegra será un problema, pues los santiaguistas se enfrentaron al rey leonés y este quiso que estableciesen su “casa madre” en territorio de su reino, donándoles para ello Villafáfila y Valduerna[ii]. El objetivo era, según el rey, “aniquilar la soberbia de enemigos de la Cruz de Cristo”, firmando el documento en Salamanca en 1181. Villafáfila dependió de Castrotorafe mientras las diferencias entre el rey leonés y los santiaguistas se acentuaban tras la recuperación de Cáceres, villa que no fue entregada a estos, por lo que Alfonso IX (en el siguiente reinado) confirmó a favor de ellos las villas de Villafáfila y Castrotorafe, en compensación de Cáceres. Sobre estas villas tendrían los santiaguistas los señoríos territorial y jurisdiccional. El conjunto fortificado de Castrotorafe está formado hoy –dice Amador Ruibal- por parte del recinto amurallado de los siglos XII y XIII, un castillo, su defensa principal y una barrera artillera construida en el siglo XV. Su planta es trapezoidal, correspondiéndose los muros del interior a los del exterior concéntricamente. Se encuentra sobre una meseta al borde del río Esla y sus ruinas dejan ver aún una iglesia u un gran talud sobre el foso. Tiene dos puertas, la del puente y la de la villa, una torre en el interior y cuatro cubos en las esquinas de los muros exteriores y un pozo en el patio de armas. Tuvo diversas reformas y, según Amador Ruibal, los mechinales conservados indican que hubo varias plantas.

Ya en 1129 Alfonso VII le había concedido el fuero de Zamora y tuvo jurisdicción sobre las localidades de Villalba de Lampreana, Perilla, Olmillos, Fontanillas, Pidrahita, San Cebrián y San Pelayo[iii], además de otros lugares. Fernando II reconoció a la Orden de Santiago la posesión de este lugar y debió de ser entonces cuando se reconstruyó el castillo (1180). Con motivo de la guerra civil entre Pedro I y Enrique de Trastamara, este último mandó arrasar el castillo, pero fue restaurado de nuevo, pues jugó un papel durante la guerra de sucesión de Isabel de Castilla. El conjunto ocupa casi 5.000 m2.[iv].

Hubo varios tipos de miembros en la Orden: canónigos, comendadoras (monjas que atendían a los peregrinos), y caballeros o “freires”, la mayoría, que podían ser, a su vez, “estrechos” o casados. Los primeros vivían en comunidad como religiosos y los segundos residían con sus esposas en un convento propio. Los caballeros tenían voto de pobreza, pero sus miembros no estaban obligados a hacer voto de castidad, pudiendo contraer matrimonio con licencia del maestre.

Con su llegada a Castilla de la Orden, por su salida de León a causa de las desavenencias con el rey leonés tras la pérdida de Cáceres, Alfonso VIII les cedió Uclés[v], mediante acto solemne en Arévalo a principios de 1174. En esta Orden se integrarán más tarde los Caballeros de Ávila y los miembros de la Orden de Santa María de España. De la importancia económica de los santiaguistas hablan las siguientes cifras: en 1616 comprendía 94 encomiendas con un total de 308.889 ducados de renta, más del doble que las de Calatrava y cerca del triple de la de Alcántara.

La Orden de Santiago poseyó otros castillos y fortalezas*: en Gozón (próximo a Avilés) desde 1222 por donación de Alfonso IX; las excavaciones que se están llevando a cabo muestran que fue construido sobre los restos de una fortaleza romana, y esta sobre un castro prerromano, jugando luego un papel contra las invasiones vikingas; el castillo de Peñausende (al sur de la provincia de Zamora), se encuentra en una zona que Alfonso III mandó repoblar, aunque la fortaleza data del siglo XII en un promontorio sobre Sayago; el castillo de Melgar de Yuso se encuentra al este de la provincia de Palencia, zona repoblada por un conde que también se ocupó de asentar población en Calatañazor (Soria) y Melgar de Fernamental (al oeste de la provincia de Burgos), teniendo Melgar de Yuso un hospital de peregrinos.

Poseyó esta Orden conventos, entre los que destacan los de Uclés y San Marcos de León, además de otros femeninos. Igualmente dieciséis hospitales y edificios para albergar a cautivos rescatados del islam, la mayor parte de ellos en la frontera cristiano-musulmana al sur y este de Toledo. También poseyó iglesias.



[i] En la parroquia de Cortes, pues hay otro Loio, también en el municipio de Paradela. En la primera es donde se encuentra el Loio relacinado con la Orden de Santiago y contó con un monasterio. Estos canónigos atendían a los peregrinos que acudían a Compostela, lo que será asumido más tarde por la Orden, un precedente de lo cual es el de los Caballeros Hospitalarios. También atendieron a pobres y leprosos.
[ii] En las actuales provincias de Zamora y León respectivamente.
[iii] Estos topónimos llevan el añadido “de Castro”. San Pelayo se encuentra al sur de la actual provincia de Zamora y las demás localidades entre el centro y el este de la misma.
[iv] Amador Ruibal, “La Orden de Santiago en el norte de España”, en cuyo se trabajo se basa el presente resumen.
[v] Al oeste de la actual provincia de Cuenca.
* Solo se habla aquí de los del norte de España (ver nota iv).

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