Busto del rey Juba II procedente de Volúbilis.
Museo Arqueológico de Rabat. |
El rey Juba II de
Numidia y luego de Mauretania, educado en Roma, fue escritor y elogiado por Plutarco, pues había ido recogiendo datos sobre una “terra
incognita” en África más al sur y al este de los territorios por él conocidos.
Más tarde Plinio aprovechó esta información para su “Historia Natural”. Avieno,
por su parte, dice de Juba que dedicó buena parte de su vida al estudio.
De todas formas, las
anotaciones de Juba II sobre las expediciones que mandó realizar en el norte de
África tuvieron mucho de presunciones, según señala Enrique Gozalbes[i].
Fueron dos las direcciones de sus exploraciones, unas hacia el Atlas y el
océano Atlántico, y otra hacia las fuentes del Nilo, mero intento. Ya entonces
se planteó la posibilidad de circunnavegar África, como habían hecho unos
fenicios a finales del siglo VII a. de C., la primera y única hasta el siglo XV.
También se conservaron los intentos de Eudoxos a finales del siglo II a. de C.,
pero sobre todo el viaje del cartaginés Hannon, quizá en el siglo V a. de C.,
que habría navegado por la costa norte de Marruecos y, más al sur, habría
llegado a unas islas con un volcán en erupción, islas donde había unos
homínidos llamados “gorilas”.
Hannon viajó en torno a
Lixus, cerca de Larache, y luego a Cerné (Mogador). Gozalbes explica que sobre
este periplo de Hannon la historiografía está dividida: unos consideran que se
trata de una falsificación tardía, otros que el viajero llegó hasta el golfo de
Guinea, y los que consideran que el volcán en erupción sería el Teide, por lo
que estaríamos ante las islas Canarias. En todo caso Juba II no tuvo en cuenta
la noticia de los seres llamados “gorilas”, contrariamente a Jenofonte
Lampsaceno[ii] y
Estacio Seboso[iii].
Juba II quiso
cerciorarse de la información facilitada por el periplo de Hannon y ordenó
adentrarse en el Atlas, la cordillera más famosa de la antigüedad, pues se suponía
que sostenía el cielo, pero el primer elemento de continuidad con el periplo de
Hannon fue la exploración del litoral oceánico, hasta el punto de que los datos
de Agripa, en época de Augusto, para la elaboración del mapa Orbis pictus procedían del relato de la
exploración de Juba. El Hesperu Ceras puede
ser el cabo Bojador, y las primeras islas mandadas explorar por el rey mauritano
fueron las Purpurariae, en alusión a la púrpura
getúlica producida en el Atlántico, que iba a cobrar una justa fama a partir de
ese momento, de tal forma que se convirtió en una de las producciones más
emblemáticas del África occidental, siendo un monopolio real. Plinio destaca las
zonas principales de producción: Tiro, Laconia, Méninx[iv] y
la costa gétula del océano en África; al tiempo identifica la región de Mogador
como la Getulia, cuyos pobladores eran los autololes,
al sur de los mauri y al norte de los
etíopes. Juba tiene en estas
exploraciones motivos científicos, pero también políticos y económicos. Por su
parte, Pomponio Mela indica que los gétulos llamados pharusios y nigritas eran
los que explotaban las conchas de este litoral para la fabricación de los
tintes, pero según Gozalbes, estos gétulos pharusios
y nitritas en la época anterior a la
conquista romana, después de la misma son los que recibieron el nombre de autololes.
Después Juba ordenó la
exploración de las Fortunatae insulas,
que se identifican con las Canarias[v],
cuyo nombre procedía de los Campos
Elíseos[vi]
de los primeros poetas helénicos. En el caso de España, desde que a finales del
siglo XVI fray Alonso de Espinosa realizara su descripción de la isla de
Tenerife, se ha identificado a las “afortunadas” con las islas Canarias. De
todas formas, los exploradores de Juba no estuvieron en todas las islas, pero
sí pudieron ver que ya estaban habitadas. Ombrios
se llamó a una de las Canarias donde había una laguna[vii];
Iunonia tenía un pequeño templo de
piedra; Capraria estaba llena de
lagartos; Ninguaria fue llamada así
por sus nieves eternas y por estar cubierta de niebla, que podría ser Tenerife
por las nieves del Teide…
Pero ¿quién era Juba
II? De origen númida, fue educado en Roma desde muy niño, tuvo por esposa a
Cleopatra, hija de la egipcia del mismo nombre, y escritor muy prestigioso. Su
padre, Juba I, se había alineado con Roma al hacerse cliente de Pompeyo en la
guerra civil contra César, pero después del triunfo de este en la batalla de
Thapso[viii],
Juba I murió. Los territorios de Numidia fueron repartidos entre Roma y reyes
aliados, siendo enviado a Roma el hijo del rey, futuro Juba II, que fue educado
por Octavia, esposa entonces de Marco Antonio, hasta que Juba recibió la
ciudadanía romana. Luego participó en las guerras cántabras junto a Augusto
(años 26 y 25 a. de C.), donde este se garantió plenamente la lealtad de Juba.
La zona más meridional
de África en poder de Roma, Getulia, y las Mauretaniae,
la más occidental, estaban pobladas por gentes no urbanizadas y de costumbres
muy “bárbaras”. Estas tierras de Marruecos y Argelia habían caído en manos de
Roma y Augusto entregó el reino unificado a Juba II, quien había contraído
matrimonio con Cleopatra Selene, hija de la antigua reina de Egipto y también
educada en Roma. Al final de su reinado (23 de nuestra era) Juba asoció al
trono a su hijo Ptolomeo, y otro Ptolomeo, el escritor, nos habla de Getulia
como el pueblo de los melanogetulos,
que Plinio sitúa entre los etíopes y los mauritanos, junto a los gimnetes (desnudos), farusios y los perorses, ya dando al océano.
[i] “Las
exploraciones geográficas del rey Juba II de Mauretania”.
[ii] Habría
hecho uso del periplo de Hannon.
[iii] De él
habla Plinio.
[iv] En
Túnez.
[v]
Lanzarote y Fuerteventura podrían ser las islas de las Hespérides, en
contraposición a las otras, las Afortunadas.
[vi] Se
encontraban, según la mitología, en el Epiro.
[vii] Para
Núñez de la Peña (1676) sería Hierro, pero para otros, Isla Salvaje,
perteneciente a Portugal, entre Canarias y Madeira.
[viii] Al
este de Túnez, en el año 46 a. de C. A partir de este momento Numidia quedó
anexada a Roma.
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