martes, 25 de octubre de 2011

Un siglo XV violento


En Galicia quizá sea el siglo XV uno de los más violentos por causas endógenas. El reino se encontraba ya integrado en la órbita de la Corona de Castilla pero la nobleza (laica y eclesiástica) está acostumbrada a campar por sus respetos, al tratarse de un territorio periférico y no haber desarrollado la monarquía instrumentos de control y centralización política.

Salvaterra, a orillas del Miño, estaba en poder del señor de Ribadavia; los Sotomayor dominaban el sur de la provincia pero hacían incursiones en casi todas direcciones. Con motivo del levantamiento irmandiño Pedro Álvarez de Sotomayor se alineó con el rey portugués Alfonso V en la guerra contra Castilla, una muestra de que lo que identificaba a la nobleza gallega -en cierta medida- no era el reino, sino sus intereses estamentales. El portugués, en agradecimiento, le hizo conde de Caminha, localidad en la desembocadura del río Miño. Desde Allí se apoderó el Sotomayor de Tui, Baiona, Vigo, Redondela y otros núcleos de población. Entró violentamente en Pontevedra, Pazos, Berducido, Cruces, Valladares (junto a Vigo) Oia y Tenorio: casi toda la actual provincia de Pontevedra. Justicias y regimientos nada podían contra estos desmanes.

Mientras tanto, el obispo de Tui, Luis Pimentel, de la familia de los condes de Benavente, defendía lo suyo, hasta que, aliado con el arzobispo de Santiago, venció al de Sotomayor recobrando las villas de Redondela y Vigo, una vez arrestado este último. 

En marzo de 1479 entraron en Galicia, desde Portugal, "300 lanceros y 5.000 infantes" al mando del de Sotomayor, otra vez en libertad, y pusieron sito a Sobroso, cerca de Ponteareas. El arzobispo de Santiago, Sancho de Ulloa (conde de Monterrey) y otros nobles se dirigieron contra el Sotomayor venciéndole y retirándose los vencidos a Portugal. Los vencedores, por su parte, se hicieron dueños de la fortaleza de Pontevedra (probablemente la de Cedofeita) que estaba en manos de la esposa del Sotomayor, Teresa de Tábora.

Treguas que se hicieron no evitaron nuevos enfrentamientos, mientras que el campesinado, los artesanos y comerciantes de las ciudades y villas eran víctimas de tanta tropelía. La arbitrariedad era la norma, la ambición desmedida de unas pocas familias nobiliarias se puede comparar con la de unas cuantas decenas de banqueros en la actualidad. En aquella tregua jugó un papel  Pontevedra, pues parece que la reunión celebrada tuvo lugar en dicha villa entre el corregidor del Reino de Galicia y el arzobispo Fonseca, Sancho Ulloa, Lope de Moscoso, Diego de Andrade, Suero Gómez, Juan de Sotomayor (su hijo) y Diego de Muros (obispo de Tui) por una parte y el de Sotomayor  (conde de Caminha) por otra (1476).

Pero poco después se vuelve a formar una liga nobiliaria contra el de Sotomayor, verdadero empecinado en dominar las plazas, rentas y aldeas del suroeste de Galicia. Huyendo a Portugal, se preparó para reunir gente y acometer de nuevo sus criminales empresas, pero no menos que las del resto de la nobleza galaica.

La política de los Reyes Católicos con Galicia consistió en someter a la nobleza, encuadrarla en campañas estatales, actuar con la misma crueldad que la nobleza había usado con sus vasallos y campesinos y poner orden en este reino. De ahí que se hable del embrión de un estado moderno para Castilla -o para España según apreciaciones- con este reinado. Otras actuaciones de los Reyes Católicos han sido objeto de análisis por parte de la historiografía: el empeño en la unificación religiosa que no se conseguiría, la creación de la Inquisición relacionada con aquella... Esto ya es otra cosa. 

Pero dos guerras irmandiñas a lo largo del siglo XV y multitud de enfrentamientos de la nobleza con el alto clero, de la notbleza entre sí, de la nobleza contra las ciudades para apoderarse de sus rentas, en un momento en que el municipalismo ya estaba en marcha, la insumisión de la nobleza respecto de la monarquía como poder central, todo ello jalona el siglo XV gallego.


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